El gran registro migratorio de Trump, o cómo complicar la vida a los indocumentados

El gobierno de Trump y su obsesión por el registro migratorio

Ah, sí, el gobierno de Estados Unidos ha decidido que es hora de que todos los que viven en el país de manera ilegal se registren. Porque, claro, ¿qué mejor manera de demostrar que estás aquí sin papeles que entregar tus huellas dactilares y tu dirección al mismísimo Departamento de Seguridad Nacional? Multas, prisión, o ambas cosas esperan a quienes no cumplan. ¡Qué generosidad!

Según el comunicado de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, para los amigos), cualquier persona mayor de 14 años sin estatus legal debe registrarse. Y si tienes hijos menores de 14 años, tú, querido padre o tutor, tendrás que asegurarte de que también estén en la lista. Porque, obviamente, los niños son una amenaza para la seguridad nacional. ¿O no?

¿Qué hay detrás de este brillante plan?

Resulta que esto no es nada nuevo. La Ley de Registro de Extranjeros de 1940 ya exigía algo similar, porque, claro, en plena Segunda Guerra Mundial, todos los inmigrantes eran sospechosos. Luego vino la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952, que básicamente dijo: “Sigamos con esto, por si acaso”.

Después del 11 de septiembre, se implementó un sistema que obligaba a hombres no ciudadanos de 25 países (la mayoría árabes o musulmanes) a registrarse. ¿El resultado? Cero condenas por terrorismo, pero más de 13,000 deportaciones. ¡Éxito rotundo! El programa se suspendió en 2011 y se disolvió en 2016, pero ahora, gracias a Trump, vuelve a la vida. Porque, ¿por qué no?

El objetivo: ¿seguridad o teatro político?

Según Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, “debemos saber quién está en nuestro país”. Claro, porque nada dice “seguridad” como tener una lista de personas que ya están tratando de pasar desapercibidas. Además, el gobierno promete un formulario y un proceso en línea para que los extranjeros se registren. ¡Qué moderno! Y, por supuesto, recibirán una tarjeta de identidad que deben llevar consigo en todo momento. Porque, ¿qué podría salir mal?

El anuncio es, en parte, una forma de que Trump muestre músculo en su lucha contra la inmigración ilegal. “Si te vas ahora, puedes tener la oportunidad de regresar y vivir el sueño americano”, dice el comunicado. ¿No es reconfortante? Como si la vida de los indocumentados fuera un juego de mesa en el que pueden simplemente pasar turno.

¿Y qué pasará realmente?

Los expertos dicen que, en la práctica, esto no cambiará mucho. ¿Por qué alguien que ya vive en las sombras se registraría voluntariamente? Sería como entregarse a las autoridades. Pero, claro, el verdadero objetivo no es deportar a más personas, sino enviar un mensaje: “Estamos endureciendo las medidas”. Y, por supuesto, aumentar el miedo entre los inmigrantes. Misión cumplida.

Heidi Altman, del Centro Nacional de Leyes Migratorias, lo resumió perfectamente: esto “evoca episodios vergonzosos en la historia de Estados Unidos de discriminación respaldada por el gobierno”. Pero, ¿quién necesita aprender de la historia cuando puedes repetirla?

En resumen, el gran registro migratorio de Trump es otra jugada política que, más que resolver algo, parece diseñada para generar caos y miedo. ¿El sueño americano? Más bien, la pesadilla burocrática.