Las redadas que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había anunciado para deportar a unos 2,000 inmigrantes indocumentados, ya comenzaron ayer con la oposición de alcaldes de nueve ciudades.
Aunque organismos defensores de derechos de los migrantes aseguraron que no hubo redadas masivas –sólo detenciones puntuales–, los alcaldes se rebelaron e iniciaron acciones para proteger a los indocumentados.Bill de Blasio, de Nueva York; Michael Hancock, de Denver, y Eric Garcetti, de Los Ángeles, anunciaron que sus respectivos departamentos de Policía no colaborarían con los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Medidas similares fueron anunciadas por Atlanta, Baltimore, Chicago, Denver, Houston, Los Ángeles, Nueva York, San Francisco y Miami.
Las autoridades de Nueva York abrieron líneas telefónicas para dar asesoría a los indocumentados y ofreció designar cuidadores temporales para menores sin familiares que permanezcan en la Unión Americana.
Mientras los alcaldes ofrecieron ayuda, el ICE llamó a la población a denunciar a extranjeros que vieran como ilegales.
Sin embargo, los mismos agentes migratorios reconocen que hay pocas posibilidades de que puedan encontrar a los migrantes en los domicilios declarados, sobre todo desde que el momento en que el presidente anunció públicamente la fecha de comienzo de las redadas.
AGENCIAS