Fe y servicio en la tradición católica

Cada año, los católicos de todo el mundo celebran el Jueves Santo, una de las fechas más significativas dentro de la Semana Santa. Esta jornada marca el inicio del Triduo Pascual, los tres días más importantes para la fe cristiana, y rememora momentos fundamentales de la vida de Jesús antes de su crucifixión. El Jueves Santo no solo es recordado por la Última Cena, sino también por el gesto del lavatorio de los pies, que simboliza el servicio y la humildad.

El origen del Jueves Santo se encuentra en los relatos del Nuevo Testamento, donde Jesús, durante la cena pascual, se levantó, tomó una toalla y lavó los pies a sus discípulos. “Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan” (Juan 13,15), dijo Jesús, enseñando que el verdadero liderazgo se encuentra en el servicio al prójimo. Este acto es rememorado cada año en las iglesias a través de la ceremonia del lavatorio de los pies.

Además, durante esta cena, Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía, al partir el pan y compartir el vino con sus discípulos, diciendo: “Este es mi cuerpo que será entregado por ustedes… Esta copa es la nueva alianza en mi sangre” (Lucas 22,19-20). Esta es la base de la celebración de la Misa en la Iglesia Católica, donde los fieles recuerdan y actualizan el sacrificio de Cristo.

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La Iglesia invita a los creyentes a acompañar a Jesús en este momento mediante la adoración del Santísimo Sacramento, que se prolonga durante toda la noche, en lo que se conoce como la “Hora Santa”.

Esta fecha, más allá de su profundidad teológica, es también una invitación al amor, al perdón y al servicio desinteresado.

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