Historias de vida | María del Socorro Peña: Una enfermera humana, entregada y con el don de servir.

#Matamoros.- Durante 30 años como enfermera en el #IMSS, y casi media década de servir,  María del Socorro Peña Gutiérrez dedicó su vida a la enfermería, una profesión que marcó su camino desde la infancia y la convirtió en un ejemplo de entrega y humanidad. Hoy, reflexiona sobre cómo la tecnología ha desplazado la atención directa al paciente, un cambio que lamenta profundamente.

Un sueño de infancia…

«Desde niña soñaba con ser enfermera. En las fiestas del 15 de septiembre, mientras otros niños se vestían de Adelita, yo pedía que me vistieran de enfermera. Mi mamá me hacía mi uniforme y mi maletín», recuerda con nostalgia. Años después, su sueño comenzó a materializarse cuando se inscribió en clases impartidas por la maestra Carlota, quien le enseñó las bases de la enfermería. Aunque inicialmente no obtuvo un título, su dedicación la llevó a trabajar como auxiliar en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde finalmente logró certificarse como enfermera general.

Tres décadas al servicio del IMSS, durante su trayectoria en el $IMSS, María del Socorro, mejor conocida como Coquito,  pasó por todas las áreas del hospital, rotando cada seis meses. «Fueron 20 años en el hospital y 10 en la consulta de especialistas. Aprendí de todo: cirugía, pediatría, trauma, cada experiencia fue un aprendizaje único», cuenta.

Entre sus recuerdos más marcados está el caso de una niña en terapia intensiva que clamaba  en repetidas ocasiones por su madre ausente. «La cargué y traté de darle consuelo, le dije que todo estaria bien, que yo era su madre, y  aunque no sobrevivió, me quedó la satisfacción de que se fue pensando que su mamá estaba a su lado». Otro caso que la marcó fue el de una paciente con cáncer terminal que pedía irse sin dolor. «Era difícil contener las lágrimas, pero siempre traté de brindar apoyo emocional, además de cuidado médico».

María del Socorro señaló con pesar que los avances tecnológicos han deshumanizado la profesión. «Antes nos dedicábamos a peinar a los pacientes, cortarles las uñas y estar al pendiente de cada detalle. Ahora, muchas enfermeras están más ocupadas con el teléfono que con el paciente», lamenta. También señaló la falta de disciplina en la apariencia profesional: «Nos revisaban hasta el moñito de los zapatos. Todo debía estar impecable».

Hoy, aunque está jubilada, Coquito Peña continúa ayudando a su comunidad a través de brigadas ya que ha dejado huella con la entrega de lentes gratuitos que años beneficio en campañas. «La palabra ‘enfermera’ significa humanidad, amor a la profesión y estar siempre pendiente del paciente. Esa es la esencia que quiero que las nuevas generaciones rescaten».

Con emoción, recuerda cómo fue invitada como invitada especial al 50 aniversario de la generación 70-74 de la Facultad de Enfermería, un reconocimiento a su legado.

Para quienes desean estudiar enfermería, María del Socorro tiene un consejo claro: «Busquen oportunidades y trabajen por sus sueños. Este trabajo requiere amor, humanidad y compromiso. No podemos dejar de cuidar a nuestros pacientes por ninguna razón. La enfermería es, y siempre será, el brazo derecho de los médicos».

Su historia es un recordatorio de que la tecnología puede ser útil, pero nunca debe reemplazar el corazón humano que define a una enfermera.

Por : Karla Pérez

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