Más de 300 inmigrantes mexicanos, hombres y mujeres, que se encontraban detenidos en prisiones de Texas por haber cruzado de manera ilegal la frontera, han sido deportados en los primeros dos días del gobierno de Donald Trump. Estas deportaciones incluyen a personas privadas de su libertad por delitos menores y forman parte de las nuevas políticas migratorias implementadas por el presidente estadounidense.
Thomas Homan, conocido como el «zar de la frontera», declaró que los migrantes deportados son considerados criminales. Sin embargo, muchos de ellos aseguran que ya tenían más de un mes detenidos en Estados Unidos por infracciones relacionadas con su estatus migratorio.
Los primeros grupos de deportados llegaron a México a través de la garita de Ciudad Acuña, Coahuila, y al puerto fronterizo de El Chaparral, donde se encuentran las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM). Algunos migrantes relataron su experiencia y la incertidumbre vivida durante su detención en prisiones texanas.
En los próximos días, otro grupo de deportados estaría llegando a Matamoros, Tamaulipas. Para recibir a los connacionales, las autoridades federales han dispuesto un albergue temporal en el Estadio Municipal de Matamoros, que estará bajo la administración de la Marina. El espacio fue habilitado para brindar apoyo a los deportados mientras se define su situación.