El conflicto en la Coca-Cola de Matamoros sobrepasó los golpes e insultos en las instalaciones de la empresa para convertirse en una pelea callejera en la que se vieron involucrados miembros más jóvenes de las familias de los huelguistas.
El viernes pasado uno de los ex empleados abandonó su puesto de cuidado para acudir a amedrentar a un compañero para acusarlo de “Ver prolongadamente” a la hija de un «compañero de la causa» cuando ésta los grabó con su celular a las afueras de la escuela en la que estudia mientras recorrían su ruta.
El acusado aseguró que él la señaló mientras le mostraba a su compañeros de ruta que los estaban grabando y que era la hija de uno de los que iniciaron el movimiento 20-32, lo que valió la intimidación de parte del ex compañero y de la madre de la supuesta afectada argumentando que su hija «es menor de edad».
Junto al acusado había tres empleados más de la empresa Arca Continental, quienes sostuvieron el hecho de que nunca se le faltó al respeto a la señorita, pero la molestia y rencillas persisten porque no han podido integrar a todos los trabajadores al movimiento 20-32.
“Nosotros hemos sido víctimas de acoso, intimidación y ahora también de ataques por parte de las familias, la señorita nos dijo chillones y nos grabó mientras andábamos en la ruta; ellos nos hicieron memes y los subieron a las redes y nosotros nunca les hemos respondido”, dijeron los agredidos.
Esto con la finalidad de defender al compañero acusado y aclararon su postura a favor de la empresa pero sin la necesidad de llegar a los golpes ni zafarranchos, ya que todos forman parte de la familia Coca-Cola.
Por Norma Rodriguez