Activistas se bañan en sangre en una protesta épica contra las corridas de toros

En un acto que conmocionó a la Ciudad de México, un grupo de activistas decidió llevar su lucha a un nivel nunca antes visto. Con el corazón en llamas y la determinación de quienes saben que el tiempo se agota, se presentaron frente al Congreso local, dispuestos a hacer historia. No fue una protesta cualquiera; fue un performance que dejó al mundo sin aliento. Desnudos, con cuernos en la cabeza y una cubeta en mano que rezaba: “El Congreso permite el baño de sangre”, se rociaron un líquido rojo que simulaba la sangre de los inocentes. Cada gota que caía era un grito desesperado contra las corridas de toros, una tradición que, para ellos, simboliza la crueldad más extrema.

El escenario era perfecto para una batalla épica. A las 12:00 horas, bajo un cielo que parecía contener la respiración, los animalistas tomaron las escalinatas del Congreso. Sus cuerpos, pintados de rojo, eran un lienzo que gritaba justicia. Mientras tanto, los diputados del PVEM, liderados por el incansable Jesús Sesma, anunciaban que cerrarían los accesos al Poder Legislativo el próximo 11 de marzo. ¿El motivo? Exigir que se apruebe la iniciativa ciudadana preferente contra las corridas de toros, una propuesta que el Poder Judicial ha frenado con una frialdad que raya en lo inhumano.

Pero no todo es lo que parece. Sesma, con la voz cargada de indignación, recordó cómo, en el caso de la inmobiliaria Trepi, todos los diputados rechazaron un amparo del Poder Judicial. Sin embargo, ahora, cuando se trata de las corridas de toros, algunos parecen haber cambiado de bando. “Es una traición a la voluntad del pueblo”, declaró con firmeza. Y así, con la determinación de un guerrero, anunció que el próximo martes cerrarían el Congreso. “Es la fecha límite para votar este dictamen, un dictamen que proviene de una iniciativa ciudadana, la primera en la historia, y que no hemos podido darle el turno porque no lo han querido ciertos diputados”, sentenció.

Pero la batalla no terminaría ahí. Sesma adelantó que el jueves 13 irían a cerrar los accesos del Poder Judicial local. “Si ellos se meten a mi casa, el Congreso, yo me meto a la de ellos hasta que se cumpla”, declaró con una pasión que hizo temblar los cimientos del poder. Y como si el destino estuviera conspirando a su favor, la priista Tania Larios anunció que se uniría a los animalistas en sus protestas, asegurando que los votos de su bancada estarían a favor de prohibir las corridas de toros.

El aire estaba cargado de tensión, de promesas incumplidas y de una lucha que parecía no tener fin. Cada palabra, cada gesto, cada gota de ese líquido rojo era un recordatorio de que, en esta batalla, no había lugar para la indiferencia. El destino de miles de animales dependía de lo que sucediera en los próximos días, y el mundo observaba con el corazón en vilo.