El alcalde que desafió al “panteón nuclear” y su batalla épica

Imagínense esto: un alcalde morenista, Alan Martínez, decide que ya está bueno de que su pueblo, Temascalapa, sea el basurero radiactivo de México desde los 70. Sí, desde que tus abuelos escuchaban a Los Ángeles Negros en la radio. Este lugar, el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos (Cader), no es cualquier cosa: guarda desde jeringas contaminadas hasta medidores industriales que probablemente midieron la radiación de tu Coca-Cola favorita. ¿Cáncer? Ah, sí, eso también. Porque, claro, ¿qué sería de un tiradero nuclear sin un poco de drama de salud pública?

El alcalde, en un acto que mezcla valentía y un toque de “no sé si esto es legal, pero vamos a hacerlo”, convocó a los ciudadanos y, juntos, clausuraron el lugar. ¿Facultades para hacerlo? Eh, eso es un detalle técnico. Lo importante es el gesto, ¿no? En un video que parece más un TikTok de protesta que un comunicado oficial, Martínez dijo: “No nos gusta simular, esto no va a ser simbólico”. Spoiler: nadie sabe si realmente funcionó, pero hey, al menos lo intentaron.

Y aquí viene lo mejor: el alcalde no tiene miedo de que lo metan a la cárcel. “Por defender a mi pueblo”, dijo, como si fuera el protagonista de una película de Netflix que todos veríamos en un fin de semana aburrido. El cierre, según testigos, fue pacífico. ¿Quedará clausurado oficialmente? Quién sabe. Pero al menos ya tienen material para un documental en HBO.

Así que, mientras el gobierno federal decide si esto fue un acto heroico o un desastre administrativo, Temascalapa sigue en la lucha. Porque, al final del día, ¿quién no querría vivir en un pueblo libre de radiación y lleno de refrescos no medidos por medidores radiactivos?