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El drama menstrual que el trabajo ignora y cómo afecta a las mujeres

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Imagínense esto: un 45% de las mujeres en México faltan a su trabajo por culpa de las molestias menstruales. Sí, ese combo de dolor, hinchazón y ganas de mandar todo al carajo que nos visita religiosamente cada mes. Pero, ¿qué hace la iniciativa privada al respecto? Poco o nada, porque solo cuatro estados en el país han aprobado las licencias menstruales. ¿Qué siglo es este? ¿El XXI o el de las cavernas?

Según el informe “Menstruación y productividad laboral: el tabú que impacta el resultado del negocio” (sí, ese título largo y serio), las empresas que tienen políticas relacionadas con la menstruación logran que sus empleadas falten, en promedio, un turno menos al año. O sea, ocho horas menos de ausentismo. ¿Qué tan difícil es implementar algo así? Parece que para algunas empresas, más que un reto, es un tema invisible.

Y no, no es exageración. El IMSS reporta que, en promedio, solo 11 mujeres al mes reciben incapacidades por diagnósticos como dolores menstruales, endometriosis o dismenorrea. ¿Y cuántas mujeres aseguradas hay? ¡Más de 9 millones! O sea, estamos hablando de que el sistema de salud está tan desconectado de la realidad que parece vivir en otra galaxia. ¿O será que las mujeres prefieren aguantarse el dolor antes que lidiar con trámites burocráticos? Spoiler: probablemente sí.

Pero aquí no acaba el drama. El 91% de las mujeres sienten que su productividad se va al traste durante su menstruación. Y el 53% experimenta molestias que afectan su bienestar en el trabajo. ¿Y qué pasa con el 29%? Pues que han enfrentado consecuencias negativas en su vida profesional, como despidos injustificados, negación de aumentos o, peor aún, discriminación. ¿En serio? ¿En pleno 2024?

Mientras tanto, grupos de activistas están luchando para que las licencias menstruales sean una realidad en todo el país. Dos días de descanso con goce de sueldo, previa valoración médica. ¿Suena a utopía? Tal vez, pero es un paso necesario para que las mujeres dejen de ser tratadas como si su menstruación fuera un tema tabú o, peor aún, un invento.

Así que, señores y señoras de la iniciativa privada, ¿qué esperan? La menstruación no es un mito, es una realidad que afecta a la mitad de la población. Y si no hacen algo al respecto, sigan contando con que sus empleadas estarán más pendientes de su ibuprofeno que de sus metas laborales. Porque, al final del día, el dolor menstrual no discrimina, pero el sistema laboral sí.

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