Croacia-.Es una tradición. Cada 1 de enero, decenas de bañistas bajan al muelle que asoma entre las rocas, debajo del hotel Jadran, en Rijeka, y reciben el año nuevo con un baño en las aguas del mar.
“Desde el hotel nos habían advertido que no debíamos entrar al mar por los fuertes vientos, pero el tiempo se estaba calmando. Acordamos que no nadaríamos, sólo nos quedaríamos allí parados. No obstante, las olas eran tan altas que se produjo la tragedia”, contó Josip Povresenic, uno de los organizadores del evento.