Norberto Calvario Razo, reportero desde hace 50 años en la frontera de Tamaulipas, leyó un libro procedente de Nueva York que vaticinaba que en poco tiempo la información se transmitiría por internet y no lo creyó… Eso fue hace más de tres décadas y en aquellos días le pareció imposible.
“Yo nunca había escuchado la palabra internet, yo no lo creía, ahora a esta edad me digo sinceramente que me equivoqué, no sé si concuerdes conmigo pero este cambio se aceleró con la con la pandemia”, reconoció el periodista que actualmente dirige la página de noticias en Facebook, Radar en las Noticias.
“Yo tengo 72 años, quiero decirle con toda sinceridad, yo me resistí a este cambio desde hace mucho pero insisto, tengo amigos que me aprecian”, declaró.
En México, el Día Nacional del Periodista es el 4 de enero en honor a Manuel Caballero, defensor de la libertad de expresión y de la información, de acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Es por eso que en esta fecha platicamos con alguien que lleva cinco décadas en la profesión.
Como buen reportero, Norberto, sabe lo importante que es saber qué atribuir a quién; por ello nombró Cecilia Pérez, y Raúl Espinosa como los amigos y colegas que lograron convencerlo de que ingresara al mundo de la difusión en medios digitales.
“Yo no tenía ni Facebook, ellos me motivaron y entonces hice mi página en el Facebook; lo hice a tiempo porque luego se vino la pandemia, muchos periódicos migraron a las a las redes y en la actualidad todos están en Facebook, es la nueva forma de comunicar”, opinó.
“Con el apoyo, insisto, de mis amigos y de mis hijas que sí entendían muy bien esto empecé y estamos en eso ya permanentemente”, amplió.
Recordó que esta resistencia al internet obedeció en parte a que para transmitir una información se llamaba por teléfono a las oficinas centrales de los periódicos y las fotografías se enviaban gracias a la buena voluntad de las personas que accedían a transportar los rollos en la central de autobuses.
“Íbamos con el chofer del autobús, ‘miré llévese este rollo’. Ya cuando llegó Américo Villarreal Guerra se revolucionó extraordinariamente porque llegó el fax, era un aparatito metías la nota marcabas un numerito y allá salía la copia, la maravilla”, narró el hombre que por eso mismo, en el periódico Y Punto, lograron en seis meses aumentar la circulación de 300 a seis mil ejemplares en 1987.
¿A qué llamaban los reporteros ‘la nota de ocho’?
Calvario señaló y lamentó que el periodismo actual perdió la pasión por buscar la exclusiva, “la nota de ocho”, como se le llamaba en aquellos tiempos debido a que los periódicos impresos se diagramaban en ocho columnas.
“Lo más difícil para mí en esta profesión sí es andar buscando la nota que quieres, porque en mi época los maestros viejos nos inculcaron la idea de que había que ganársela de ocho”, apuntó el hombre que aseguró que entre los colegas había un celo por llevar la principal.
El hombre que perdió a compañeros por ejercer el periodismo, explicó que por su seguridad evitaba cubrir la sección de la nota roja, aunque en una entidad como Tamaulipas era complicado evadir la violencia, como cuando en 1978 cubrió la quema del palacio municipal de Matamoros.
“Cuando era alcalde el doctor Antonio Cavazos, él tiene un conflicto porque un policía en la Colonia Mariano Matamoros, por un accidente, mata a un estudiante(…)entrevistamos al alcalde, hizo una declaración muy desafortunada”, explicó.
“Eso enardeció más a la sociedad, se van a la presidencia, le reclaman que salga, lo sacan del de la Presidencia, lo llevan al kiosco, la turba se fue a la presidencia con bombas Molotov. Allí quemaron el palacio y luego saquearon los comercios de todo el centro de la ciudad”, narró.
“Matamoros ha pagado con sangre ejercer el periodismo cuando nos metemos en temas muy delicados”, lamentó.
“Un reportero nunca dejará de serlo”
El periodista, que salía de su casa para vender chicles y apoyar con algo de dinero a su mamá, enfatizó que pese a que asumió los cargos de jefe de información en varios periódicos de Matamoros, nunca dejará de ser un reportero.
“Nunca dejo de reportear porque para mí la gran pasión es la reporteada, es andar en la calle, en los eventos, llegar a la redacción y escribir lo que viste el hecho. Soy enemigo de los reporteros de escritorio, los burócratas, no, eso no”, sostuvo el autor de la columna Radar Político.
Aseveró que un periodista ante las historias que narra debe ser solidario y empático.
“Te duele el alma cuando ves una cosa y entonces hay que denunciarlo, es increíble cómo te queda la satisfacción cuando haces una denuncia en el periódico y se resuelve. Esto es una pasión”, expresó el hombre que reconoce que esta profesión le robó tiempo para convivir con su esposa Antonia y sus hijas Mónica y Jessica, por lo que ahora sí se da espacios para disfrutar de su nieta.
Fuente: El Sol de Tampico